Entre les coses que hem de reconèixer que s’han fet bé a Barcelona (al menys, a mi m’ho sembla) hi ha la recuperació, remodelació i modernització dels mercats de productes frescos repartits per tots els districtes de la ciutat. Tot i que resulta difícil de mantenir, se suposa que Barcelona té una aposta per un model de comerç de proximitat, cosa que molts de nosaltres aplaudim.
Ja fa un temps que vaig fer un post sobre el mercat del Born i les seves eternes obres, però ara em volia fixar en uns altres elements que ens acompanyen des de fa anys: els mercats que, mentre reformen el seu edifici, s’estableixen en seus provisionals.
Entre d’altres, s’han remodelat en els darrers anys els mercats de la Barceloneta i Santa Caterina (Ciutat Vella), el del Clot (Sant Martí), o el de la Llibertat (Gràcia), i mentre duren les obres sempre se’ls ha col·locat en carpes aprofitant espais oberts propers.
Algunes obres duren tan temps que el concepte de “provisional” comença a agafar caires “definitius” però en general ens fem a la idea que les carpes s’hi estaran només un determinat temps, i que després desapareixeran per deixar pas, de nou, al mercat original.
Ara estan recuperant el mercat de Sant Antoni, i jo ja tinc ganes que acabin les obres perquè un edifici tan espectacular com aquell, bastit l’any 1872, ha de quedar fet una preciositat per força.
Entre las cosas que hay que reconocer que se han hecho bien en Barcelona (al menos, a mí me lo parece) está la recuperación, remodelación y modernización de los mercados de productos frescos repartidos por todos os distritos de la ciudad. A pesar de que resulta difícil de mantener, se supone que Barcelona tiene una apuesta por un modelo de comercio de proximidad, cosa que muchos de nosotros aplaudimos.
Ya hace un tiempo que hice un post sobre el mercado del Born y sus eternas obras, pero ahora me quería fijar en otros elementos que nos acompañan desde hace años: los mercados que, mientras reforman su edificio, se establecen en sedes provisionales.
Entre otros, se han remodelado en los últimos años los mercados de la BArceloneta y Santa Caterina (Ciutat Vella), el del Clot (Sant Martí) o el de la Llibertat (Gràcia), y mientras duran las obras siempre se los ha colocado en carpas aprovechando espacios cercanos abiertos.
Algunas obras duran tanto tiempo que el concepto de “provisional” empieza a tener tintes de “definitivo” pero en general nos hacemos a la idea de que las carpas estarán ahí sólo un determinado tiempo. y que después desaparecerán para dejar paso, de nuevo, al mercado original.
Ahora están recuperando el mercado de Sant Antoni, y yo ya tengo ganas de que acaben las obras porque un edificio tan espectacular como ese, inaugurado en el año 1872, tiene que quedar hecho una preciosidad a la fuerza.
Algunes obres duren tan temps que el concepte de “provisional” comença a agafar caires “definitius” però en general ens fem a la idea que les carpes s’hi estaran només un determinat temps, i que després desapareixeran per deixar pas, de nou, al mercat original.
Ya hace un tiempo que hice un post sobre el mercado del Born y sus eternas obras, pero ahora me quería fijar en otros elementos que nos acompañan desde hace años: los mercados que, mientras reforman su edificio, se establecen en sedes provisionales.
Entre otros, se han remodelado en los últimos años los mercados de la BArceloneta y Santa Caterina (Ciutat Vella), el del Clot (Sant Martí) o el de la Llibertat (Gràcia), y mientras duran las obras siempre se los ha colocado en carpas aprovechando espacios cercanos abiertos.
Algunas obras duran tanto tiempo que el concepto de “provisional” empieza a tener tintes de “definitivo” pero en general nos hacemos a la idea de que las carpas estarán ahí sólo un determinado tiempo. y que después desaparecerán para dejar paso, de nuevo, al mercado original.
Ahora están recuperando el mercado de Sant Antoni, y yo ya tengo ganas de que acaben las obras porque un edificio tan espectacular como ese, inaugurado en el año 1872, tiene que quedar hecho una preciosidad a la fuerza.